- Un qué?
-Un báculo. Un bastón. No puedes irte a caminar sin un bastón. Te voy a hacer uno.
-En serio? Y por qué?
-Un bastón te protege de cualquier peligro, te ayuda a caminar, te da seguridad, te cuida. Con un bastón vas a poder recorrer cárcavas, trepar barrancos, atravesar médanos, escapar de arenas movedizas, defenderte de las víboras y de los perros, desenterrar piedras, marcar el camino de regreso, luchar contra los malvados, cazar animales salvajes y salvarle la vida a la princesa. Hasta las princesas van a sonreír a tu paso. No hay nada ni nadie que se resista a un bastón mágico.
-Un bastón mágico? En serio? Me vas a regalar un bastón mágico?
-No. Lo vamos a hacer juntos. Te animas?
Padre e hijo tomaron el machete, se dirigieron al cañaveral y eligieron una caña. No la más larga, no la más derecha, no la más dura. Eligieron la caña más mágica, la más increíble, la más poderosa de todas las cañas que han nacido y crecido en este mundo.
Con ella fue construido el bastón mágico con el que fue conquistado el Reino de las Cárcavas. Con el que fueron libradas mil batallas, domados mil dragones y liberadas cientos de princesas. Con el que encontró el camino de regreso miles de veces, y otras tantas salió en busca de aventuras.
El bastón que ahora podía ser espada, mañana un poderoso caballo y pasado mañana una escopeta de cazar mamuts.
Con él se desenterraron piedras volcánicas, se hallaron tesoros, se lograron proezas que algún día algún juglar cantará, sin dudas.
Hoy el bastón mágico descansa, silencioso, contra la pared de un rancho.
Ya nadie cabalga en él, nadie lo empuña para luchar. Nadie lo blande para enfrentar malísimos dragones.
El poderoso caballero del bastón mágico pelea otras batallas.
J.E.P.L 28/01/2018
