EL VALLE SAGRADO
Se hace difícil poner en palabras el torrente de sensaciones que provoca estar en el Valle Sagrado de los Incas.
La altura, la falta de aire, la cara hinchada, la opresión en el pecho, las caminatas interminables, el orgullo de su pasado, el sentido de pertenencia, la vida comunitaria, el agua omnipresente, las acequias, la comida, el rocoto en los ojos de Irina, el olor a pollo y chicharrón, el escuchar hablar quechua, los sitios arqueológicos, las casas de piedra y barro, el pasado que se continúa, las vestimentas típicas, las artesanías, las montañas enormes, los picos nevados Salkantay y Ausangate, los restos arqueológicos a la vuelta de cada esquina, el Inti Raymi, y Haylli Cosco, Haylli Ollantaytambo, Haylli Tahuantinsuyo, la música, los colores, la plaza de Armas de Cusco donde mataron a Tupac Amaru, y más montañas con caminos zigzagueantes, las salineras de Maras, Moray, los templos, y más y más terrazas, las maravillas arquitectónicas y de ingeniería de hace 500 años, el monumento a Pachacutec, las iglesias construidas sobre cimientos incas, el sol, la tierra, el cóndor el puma y la serpiente, los desfiles con quesos, papas, maíz y cuises, los turistas sacándonos selfies en lugares sagrados e incluso en tumbas incaicas, las “mamitas” tejiendo maravillas en telar, las alpacas, Chinchero, Urubamba, y Ollantaytambo querida, y el drama de Ollanta, y el Ollanta Raymi, ya señorita, normal, la dificultad de comunicarse, a veces, cómprame papito, el pisco, los cuises, el ceviche, la palta rellena y a la vinagreta, los mototaxis, el regateo, Pumamarca inencontrable, la chicha morada, y la misteriosa chicha de jora que nunca probamos, y el aire que no entra, y hacer fuerza para respirar, y si estamos vivos que se note y podemos avanzar un poco más, y el Inti Punku inalcanzable, y el tren a Machu Picchu Pueblo, y el propio Machu Picchu impresionante, emocionante, las lágrimas en los ojos, y el Wayna Picchu tan temido, y el pueblo con su cascada, y la cola para el bus, Aguas Calientes, el rio Vilcanota, el nevado Salcantay, los Apus tutelares e invencibles, la sopa de pollo, las chicharronerias, la chacana y el Tumi, Checacupe y sus tres puentes, el lugar de donde nació la revolución liderada por José Gabriel, el cóndor pasa por el cielo del Perú, viajar en ómnibus, comer en los mercados, conversar con la gente, hacer fuerza para respirar y que el aire no entre, y el dolor de cabeza, la opresión en el pecho, las náuseas y la cara hinchada, y el aire que no entra, una vez más…
Así, como leer un texto largo sin pausa, sin aliento, algo así es estar casi un mes en el Valle Sagrado de los Incas, y no querer irse.
Ahora estamos en Nasca, en el desierto, y ésta es otra historia.
Perú, del 19 de Junio al 14 de Julio de 2024