NORMAL
En Perú, cuando uno pregunta por la forma de elaboración de una comida, o por el clima, o por la distancia a un lugar, o por un procedimiento cualquiera, la gente contesta: -Normal!!
Es así que es normal caminar 8 km por la montaña para llegar al Inti Punku, es normal comer cuises atravesados por un palo, es normal vivir a 4502 msnm, y es normal que un tamal de maíz lleve carne.
Por eso, cuando alguien pregunta cómo fue nuestro viaje del 2024, contestamos: -Normal!
Estuvimos en dos de las siete maravillas del mundo: el Machu Pichu y las Cataratas del Iguazú, además de otras maravillas.
Sobrevolamos las famosas Líneas de Nasca, que deberían ser consideradas otra maravilla. Gran misterio que nadie ha podido aclarar.
Estuvimos en el desierto de Perú y en la Selva Amazónica, experiencias intensas, ambas.
En el Océano Pacífico, en Lima, y en el Océano Atlántico, en Pernambuco. Y en otros ríos, cascadas y quebradas.
Participamos de una ceremonia de Cacao y de una ceremonia de Ayahuasca. Ambas inolvidables, ambas mágicas.
Y de un campeonato de surf también. Pero no cualquier campeonato. Uno en el que competían parapléjicos, personas sin miembros, con parálisis cerebral y con síndrome de Down, entre otras potencialidades.
Vivimos en una ciudad inca, en un hostel en Nasca, en apartamentos modernos y en una choza amazónica de madera con techo de palma.
Convivimos con peruanos, brasileros, francesas, argentinos, una jamaiquina, un alemán, y un par de suizos.
Estuvimos en Perú, Paraguay, Brasil, y un par de horas en Argentina.
Plantamos, trasplantamos, abonamos, meditamos, y nos bañamos en el mar.
Ayudamos, aprendimos, lloramos y reímos.
Fue un viaje maravilloso, riquísimo en experiencias y aprendizajes, intenso, normal.
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