TRISTAN NARVAJA
-Dejala ahi arriba y andá tranquilo negro, que estamo acá!! ; me gritó el cuidacoches mientras meaba contra la rueda de una doble cabina.
Yo venia contramano y no sabia donde dejar la moto, asi que accedí gustoso a su amable invitación.
Lo primero que noté es que no ha cambiado nada, desde la última vez que fui. Un poco más chica, un poco más grande, pero igual. Siempre se encuentra de todo: ropa, zapatos, muchos zapatos, botellas, cascos aprovados (si, con v, y si no te gusta te vendemos solo el adhesivo), binchas ( si, con b), toneladas de controles remotos, celulares, cargadores, libros, muchos libros, discos, instrumentos musicales y un largo etcetera...
Un capitulo aparte merece la plaza de comidas:
-A $22 la milanesa al pan!! dos por $40!!
- a veinte el choripan!! vamo que se terminan!!
- Empanadas de carne y jamón y queso!! Higiene y calidad!! ( creo que la higiene y la calidad la vendian aparte, porque el aceite de las empanadas estaba peor que el de mi moto)
A la tercera cuadra ya habia encontrado una cantidad de cosas utiles: una manijita pa la ventana del fondo, una cuerda pa cinchar la camioneta cuando se entierra, un muñequito de Snoopy disfrazado de buzo, unos lentes de sol, un disco de Demis Roussos en castellano!!,y la colección completa de monedas de todos los paises del mundo que existen y/o han existido y los que todavia no existen.
- Esto deberia ser declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad!! ; pienso, mientras miro discos de tango. Discos de pasta, digo, de esos que giraban como a 78 rpm. ( a que velocidad giran los modernos CDs?)
Me quedé un rato largo mirando discos: Janis Joplin, Miles Davis, Stevie Ray Vaughan, Pink Floyd, John Lennon en una curiosa colección cuyas tapas parecian fotocopias en blanco y negro de las originales. Si no fuera porque el que los vendía estaba escuchando Sonora Borinquen a un volumen más alto que mis gritos, me hubiera comprado alguno.
A la tercera vez que pasé por el de las empanadas, mis jugos gástricos y mi transpiración pugnaban; unos por convencerme de que adquiriera uno de esos ejemplares y la otra porque me inclinara por un refresco Fruchi, de color indefinido, pero eso si, bien frio...
A la sexta vez que pasé por el de las empanadas, me di cuenta que estaba dando vueltas en redondo, y pa peor un morocho que vendía ropa usada y que se probaba un camisón de mujer, me preguntó como le quedaba.
La verdad, mal no le quedaba...
En la otra esquina, un grupo de hombres y mujeres habian instalado una mesa de un curioso juego, donde lo único que había que hacer para llevarse una montaña de dinero era adivinar donde estaba la pelotita.
Si!! Por supuesto que jugué!! Cuando ya estaba por agarrarle la mano, me quedé sin plata, que si no..!! Miré de reojo al morocho del camisón, a ver si conseguia un préstamo blando, pero el morocho ya estaba duro...Claro, pobre, el vino caliente es lo que tiene.
Bueno, tendré que irme, dije yo, mientras los de la mesita salian corriendo , perseguidos por un policia que sin dudas querría probar suerte.
-Ahora, donde mierda dejé la moto? me preguntaba yo, menos preocupado porque me la robaran que por el cuidacoches, que capaz que me la meaba.
Allá a las cansadas la encontré: transpirado, pelado, muerto de hambre y con la firme convicción de volver.
No hay nada como la Feria de Tristán Narvaja!!!

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