martes, 5 de mayo de 2020

PARE




 Yo venía en un ómnibus. No demasiado lleno, pero tampoco demasiado vacío.
 Venía acompañado de mi esposa, de mis hijos que a veces venían mirando para afuera...
 Venían mis alumnos y alumnas de Tai Chi, mis compañeros instructores, mis pacientes, mis compañeros de trabajo, mis hermanos y hermanas, mis sobrinos y sobrinas, mis cuñados y cuñadas...
 Hasta que de repente nos topamos con un cartel de Pare.
 Y... Hubo que parar.. Y paramos...
 Al rato, se ve que el ruido del motor me dio sueño, y me dormí. No sé.
 Creo que debe haber pasado eso.
 La cuestión es que empecé a soñar.
 Y soñé que Leandro, mi vecinito, paseaba en nave espacial por el patio con Analía, su mamá. Y que Agustín, su papá, construía un estadio de fútbol con arcos y todo. Y soñé también que la vecina de arriba, no sé de qué piso, bajaba a tocar la guitarra al patio. Y soñé que los espacios comunes eran de todos, y no eran de nadie.
Soñé que daba clases, y que mi hermana se levantaba dos veces por semana a tomar clases conmigo. Y que después de cada clase, sin faltar ninguna, me agradecía y me decía:
-Preciosa la clase. Muchas gracias
Soñé que experimentaba la solidaridad de Seba, y la de Carlitos.
Soñé que la gente daba clases gratis, y compartía saberes.
Soñé que los jóvenes se hacían casas de barro y madera. Que compartían mates, guisos, trabajo, risas.
Soñé que salía a correr, y daba una vuelta, dos, tres, y sentía el calor en la cara, el viento fresco, la transpiración mojando mi camiseta, el cansancio en las piernas. Hasta que un auto me tocaba bocina, y me gritaban:
- Irresponsable!! Quedate en casa!!!!! 
Y soñé que yo les constestaba que sí, que ya me iba a ir a mi casa a comer y mirar televisión. Y que seguro que eso era mucho mejora para mi salud mental y física, y para el futuro del planeta.
 Y soñé que del auto me saludaban con el pulgar en alto, y que yo respondía el saludo también con un dedo en alto, pero otro.
Soñé, soñé, y soñé...
Cuando me desperté, o soñé que despertaba, vi que mis alumnos y mis pacientes se habían bajado.
 Y si,  claro, se habrían aburrido... Y el cartel seguía ahi.
 Entonces pensé:
-Pero cómo? Y quién maneja este ómnibus? Si yo pensé que lo manejaba yo!! Será que no lo manejaba yo? No entiendo!! Si yo lo manejara, no hubiera parado. O hubiera parado un ratito, hasta asegurarme de que no venía nadie.
Así que acá estoy, esperando despertarme. Para ver quién maneja.

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