sábado, 7 de septiembre de 2024

CERVEZA DEL BOSQUE

 

CERVEZA DEL BOSQUE

-¡¡Buen día, wawki!! ¡¡A comer y a descansar!!- dijo el chamán apenas lo vio aparecer en la puerta.

 El hombre, flaco, amaneció cansado y con una sonrisa. La ceremonia había sido intensa.

 En realidad, había empezado tres días antes, con una dieta sin carnes, sin sal, sin azúcar, sin fritos, y sin actividades físicas.

 Además, debía tomar contacto con la planta, conocerla, tocarla, apreciar sus flores rosadas y blancas, hablarle, pedirle lo que estaba buscando.

 Y eso hizo en los días previos. Tocar la liana, abrazarla, asombrarse con la belleza de sus flores, pedirle, agradecerle. Y también comenzar a tomar micro dosis cada tarde.

"Que muestre lo que tenga que mostrar, que sane lo que tenga que sanar, que limpie lo que tenga que limpiar. Haz tu trabajo, ayahuasca."

 Así le había enseñado wawki, el hombre que le había estado hablando sobre la cultura amazónica, el uso de plantas medicinales, las dietas y la conexión con la naturaleza.

 

 La Ayahuasca es una liana, una planta medicinal que limpia, purga y purifica. Y que tiene unas enzimas, las beta-carbolinas,  que permiten que actúe el DMT contenido en la otra planta que compone el preparado, la Chacruna. De otro modo, el DMT sería absorbido directamente en el estómago.

 Esta mezcla hace una profunda purga a través de diarrea y vómitos, provoca sinestesia, mareos, algunos sueños o visiones, e inhibe la actividad del hipocampo, permitiendo que uno tome decisiones sin tanta influencia de los recuerdos, las emociones y las experiencias previas.

 

 La ceremonia había empezado temprano, con un té relajante. Las sombras de la noche fueron ocupando poco a poco la maloca, y sólo la luz de una vela iluminaba lo que allí pasaba.

 El chaman soplaba tabaco sobre la coronilla, y las manos del hombre que allí estaba. Masticaba y escupía canela sobre él. Cantaba sus icaros, tocaba su flauta y su tambor, pedía a la planta, agradecía...

 Vino la primera copa. Un sabor dulzón, embriagador, espeso, llenó la boca del hombre. A los pocos minutos comenzó a darse cuenta de que su estómago se retorcía, de que su piel se empapaba de sudor frío, de que se estaba mareando.

-Se parece mucho a una borrachera-pensó.

No tardaron mucho en venir las primeras náuseas, cuyo resultado fue a parar a un pequeño balde a su lado.

Luego se levantó trastabillando en la oscuridad, rumbo al baño seco. Los ojos de su esposa, que lo acompañaba a su lado, lo siguieron. En la otra punta, en silencio, el chaman y su hijo observaban.

 Pero esto era sólo el comienzo. Hubo una segunda copa, más difícil de tragar, precedida y seguida por más vómitos y más excursiones al baño.

 El ambiente era surrealista. La luz de la luna allá afuera, el olor penetrante del tabaco, la música, los cánticos, la voz hipnótica del chamán.

-"Sana sana, cuerpecito, sana sana, espiritito, sana sana almita...tum tum tum..Cervecita del bosque, miel curandera...tum tum tum tum... cuyi cuya medicina, cuyi cuya chacrunita...tum tum tum..."

 

El hombre se revolvía sobre el colchón, atento a sus necesidades más inmediatas: llegar al baño a tiempo y tener el baldecito al alcance de la mano. Sentía moverse sus intestinos, sentía el mareo y un ligero dolor de cabeza, se acostaba, se sentaba, iba y volvía del baño.

 Recitaba como un mantra el pedido. “Sana lo que tengas que sanar, muéstrame lo que tengas que mostrar..."

Dormitó un rato. Vinieron los sueños. Soñó con sus amigos, con su abuela. Se despertó y conversó un poco.

 Pasaron los minutos y las horas, seis horas, desde el inicio de la ceremonia hasta que el chamán dijo por fin: -Bueno, wawki… A descansar.

  El hombre, siempre acompañado por su esposa, cansado, asombrado, feliz, agradecido y oliendo a tabaco y canela, finalmente se fue a descansar.

 Había sido su primera experiencia con la Ayahuasca

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deje aquí su comentario. Gracias