domingo, 16 de febrero de 2020

INVESTIGACIONES

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- Quédese tranquilo que no lo vamos a exponer!, me dijo el Subcomisario F., lo cual me dejaba margen para preocuparme por otras cosas. Podía intranquilizarme por ejemplo porque mi hijo mayor se operaba en media hora, o porque me llevaban unas compras a casa y no había nadie, o porque mi compañera estaba intranquila y yo no podía decirle en qué andaba, o porque mi hijo menor iba para casa y estaba demorado. Entre otras cosas. Pero esto recién empezaba… O mejor dicho, había empezado dos días antes.


Cuando me robaron la moto de la puerta de casa, mientras yo estaba adentro estudiando, tuve una mezcla de sensaciones. Bronca, impotencia, tristeza, desamparo... Ahora, cuando me llamaron para venderme mi propia moto, la cosa cambió.


- Llámeme a este número, que es por su moto!!!!


Bueno…


- Hola. Qué pasa con mi moto?


- Tengo su moto. Si la quiere son diez mil pesos


- Qué me estás diciendo?


- Si. Tengo su moto. Yo la compré por las ruedas, viste? Pero no me sirven, y si no te la vendo a vos no se la vendemos a nadie. Si la querés te la rescato!


- Bueno, déjame ver si junto la plata. Yo te llamo.


- Dale, pero no te demores. Si no, la van a prender fuego!


- Ok


Yo no tengo vocación de héroe, pero tampoco me van a asustar así nomás! Pensé yo mientras me dirigía a hacer la denuncia correspondiente. Luego me enteré que era una ampliación de denuncia, porque dos días antes había hecho la denuncia por el hurto. Hago la denuncia y me voy pal Casmu, pensé también. Y me da el tiempo para volver a esperar los colchones que me llevan hoy. Pero mientras el funcionario estampaba la ampliación de denuncia, el susodicho masculino me seguía llamando, mandándome mensajes, apurándome…


- Traeme la guita y te llevas la moto! O haceme un giro y te doy la moto. Veni solo. Yo no quiero nada con los botones.


- Pará! Mándame fotos de la moto. Cómo sé que la tenés vos? Cómo te hago un giro? Dónde nos encontramos? Dame tiempo pa juntar la guita. No llego a diez.


- Bueno, pero dale loco. Decidite!! que tengo cosas que hacer!!


Juro que ahí pensé en agregarle una propina a los diez mil. Pobre chorro, lo estaba haciendo perder el tiempo…


Bueno, la cuestión es que el tipo terminó dándome el número de cédula para que le hiciera el giro… Fue ahí que el Subcomisario F. me hizo pasar a su despacho.


- Tome asiento. Está viniendo para acá un equipo de investigaciones. Son gente que trabaja de particular, en un vehículo particular. Vamos a recuperar su vehículo. Quédese tranquilo que no lo vamos a exponer…


- Bueno, pero mi hijo, pero el Casmu, pero los colchones, pero pero…


Cuando quise acordar, estaba arriba de una camioneta doble cabina con dos policías de particular. Un masculino y una femenina.


- Perdón… pero a dónde estamos yendo?


- Al Paso. Decile al tipo que vas para ahí en un taxi


- Pero…


- Dale, decile que juntaste la guita. Apuralo


- Pero…


- Dale, ya llegamos. Bajáte y llamálo. Nosotros vamos a estar cerca. Tranqui.


- ¡!!!?!?!?!?!?!?!?!


-Hola. Estoy en la parada de taxis… El resto sucedió como en las películas: el tipo que cae en una motito, yo que me arrimo a hablar con él, y la policía que se le tira arriba en el momento en que el tipo estaba arrancando para ir, supuestamente, a buscar mi moto. Por supuesto, adivinen… No lo agarraron… Allá salimos atrás del tipo en la motito, como a 140 por Luis Batlle Berres. Como ya la policía tenía la identificación del tipo, fuimos a buscarlo a la casa!!!!!! Terminamos en un asentamiento, buscándolo revolver en mano. Ellos. Yo no. No tenía revolver. No tenía campera. No tenía nada. Tenía frío, miedo, asombro, ansiedad, nerviosismo, incredulidad… No podía creer lo que estaba pasando. No me iban a exponer. Yo iba a llevar a mi hijo a operarse. Me afanaron la moto y me la quieren vender. Tienen mi teléfono. No me iban a exponer, pero se bajaron los dos y me dejaron arriba de la camioneta, en el medio del cante… Cómo le habrá ido a mi hijo en la operación? Estará muy nerviosa mi compañera? Quién recibe los colchones? Cómo salgo de ésta?


Mi hijo me mandaba mensajes: Papo, estoy en el Casmu. Qué hago? A dónde voy? - Sube al primer piso, hijo. El doctor se llama Fulanito. Yo estoy complicado. Ya voy.


Mi compañera me mandaba mensajes: Dónde andas? Qué pasó? Estás bien? - Todo bien amor. Después te cuento…


El de los colchones me llamaba: Señor, estoy en la puerta de su casa y no hay nadie!! - Dejeme ver con mi hijo, o si no, déjemelos en el almacén de la esquina…


Del almacén de la esquina, para no ser menos, también me llamaban: Hola, acá quieren dejar unos colchones a su nombre, pero no sabemos quien es usted!!! - Soy el flaco, de barba, que siempre te compra queso…


Mi otro hijo, también me llamaba: Papo, estoy en la puerta de casa. No puedo abrir. - Tranquilo hijo, está con dos llaves. Yo estoy complicado. Ya voy. Ya dejaron los colchones en el almacén…






Horas más tarde me dejaron en la puerta de casa, muerto de frío y de miedo.


Los chorros tenían mi teléfono, me habían visto la cara, sabían dónde vivía, yo les había tomado el pelo... Pero me dijeron que me quedara tranquilo...


-Roban tantas por día que ni se acuerdan de cuál es la tuya!!




...


Ah! Quieren la conclusión? No!! No recuperé la moto!! Están investigando… Me dijeron que me quedara tranquilo…

VAMO ARRIBA, NASO!!




Vamo arriba, Naso!! Dale suave!!


Cuando lo conocí era zapatero, y vivía en un rancho de cartón asfaltado.


Pero también supo ser actor, carpintero, artesano, pescador, hippie, anarco, bohemio, constructor, modelo, y quién sabe cuántas cosas más...


Le tocó la difícil tarea de acompañar la adolescencia de Andrés, y supongo que hizo lo que creyó correcto. Aunque no me gustara, aunque yo no estuviera de acuerdo, aunque mi madre se enojara.


Gran mentiroso, como todo pescador. Lleno de proyectos que quedaban a mitad de camino.


Siempre hizo lo que quiso. Desde hacer un bote de fibra de vidrio, plantar maconha de canuto entre las cañas, hacer una huerta, vivir en una Onda, pescar embarcado, tener un caballo, vender calderines...


Yo solía pasar, camino a mi rancho, en la moto. Siempre paraba un rato en lo del Naso. Conversábamos un rato, o me ponía a laburar, o subíamos el cerro y teníamos largas conversaciones sobre universos paralelos, física cuántica, ovnis, política, ecología y lo que pintara.


Siempre se despedía igual: Vamo arriba, bo! Dale suave!


Tuvo suerte de sanar su relación con Andrés, de perdonar y ser perdonado.


Y no nos dejó llorar. Nada de lágrimas.


Se fue tranquilo, haciendo bromas hasta último momento. Riéndose de sus pañales...


Lo último que me dijo, ya yéndose fue:


-No entiendo nada, Turco... Qué karma estoy pagando? Tanta cagada hice?


No supe qué decirle... sólo que se quedara tranquilo, que cagadas hemos hecho todos...


Vamo arriba, Naso!!Dale suave!! Hasta siempre.!

MINORÍAS



MINORÍAS



A decir verdad, las minorías me tienen harto. Lamento ser tan sincero, pero es así.
Ayer, sin ir más lejos, tuve una reunión en el trabajo. Eramos 13 personas, y la reunión estaba insoportablemente llena de minorías.
Había una minoría de uno que era vegetariano, una minoría de tres con sobrepeso, una minoría de dos con barba, una minoría de tres con lentes, una minoría de dos nacidos en el interior, una minoría de uno hincha de un cuadro del interior, una minoría de uno transplantado, una minoría de tres de corbata, una minoría de uno con orejas enormes, una minoría de dos con tatuajes, una minoría de uno medio pelado, y para colmo, otra minoría de uno de pelo largo!!! Insoportable!!! Menos mal que a ninguna minoría se le ocurrió reclamar por sus derechos, ni hacer valer su particular punto de vista sobre la realidad!!!
Si así hubiera sido, la reunión de trabajo se hubiera convertido en una guerra.
Y no es broma. Es así.
Qué hubiera pasado si en lugar de buscar puntos en común, si en lugar de centrarnos en lo que nos unía (en este caso, cuestiones laborales); hubiéramos empezado a reivindicar nuestros puntos de vista particulares?
Otro día, también en el trabajo, me arrimé a un grupo de compañeros que estaban conversando. El tema? Los tamboriles que sonaban en la calle y se escuchaban desde el descanso. La queja? Que una vez por semana, durante unos cinco minutos, cortan Gonzalo Ramirez para cruzarla a la altura de Pablo de María...
Las opiniones iban desde que tenían que prohibirlo, darles otro lugar, pasarles por arriba, tocar en otro lado, matarlos a todos, y otras variantes.
Después la conversación derivó hacia la música electrónica que sonaba en el Parque Rodó, que también molestaba. Y las opiniones eran similares: que fueran a tocar a otro lado, que el parque era para darle de comer a las palomas, que vayan a tocara a la .... , etc.
El mismo espíritu primó cuando se habló de ciclistas, motociclistas, y otras minorías. Todas molestas.
Molestan los tamboriles, los gays, los ciclistas, los trans, los negros, los judíos, los jóvenes, los vegetarianos, los gordos, los barbudos, los motociclistas, los vendedores ambulantes, los discapacitados, los empleados públicos, los hippies, los perros, los que celebran a Yemanjá, los que corren por la rambla, los que manejan despacio, los cristianos, los hinchas del otro cuadro, los que escuchan cumbia, los pobres, y todas las minorías habidas y por haber.
Estimado lector, estimada lectora: lo invito a mirar a su lado. Dele. Yo espero...
Ahora al otro lado ...
...
Miró? y qué vió?
Salvo que usted esté sentado o sentada junto a un espejo, debe haber visto a una persona diferente a usted. No? con otros gustos musicales, con otros gustos alimenticios, con otras creencias políticas, religiosas? con otra forma de sentir y vivir su sexualidad? Con otra forma de vestir? Con otras preferencias en cuanto a su forma de vivir?
Ahora lo invito, la invito, a hacer un pequeño ejercicio: piense un ratito en usted, que no debe haber algo más lindo de hacer... Piense un poquito, ya que le gusta tanto sentirse parte de la mayoría... Dele, anímese...
Yo, por ejemplo, pertenecía a una minoría de motoqueros a los que no les gusta el Heavy Metal, pertenezco a una minoría de vegetarianos en un país que exporta carne; a una minoría de terapeutas “alternativos” en un país en que la medicina occidental es la oficial; a una minoría de orejones; a una minoría de hinchas de un cuadro que no es ni Peñarol ni Nacional, que son la mayoría; a una minoría de descendientes de turcos en un país en el que la mayoría son descendientes de españoles e italianos; a una minoría de nacidos en Lascano viviendo en una ciudad en la que la mayoría nació en Montevideo; a una minoría de practicantes de Tai Chi, cuando la mayoría practica otras actividades; a una minoría de maestros hombres, cuando la mayoría son mujeres; y supongo que a muchas otras también...
Y usted?
A cuántas minorías pertenece?

LOS TRES PESCADORES


LOS TRES PESCADORES




Cierto día, en la orilla de un arroyo de mi ciudad, coincidieron tres pescadores. Yo los vi.
Los tres querían lo mismo, buscaban lo mismo, tenían la misma intención. La mejor intención.
Los tres querían pescado.
Pero los tres pensaban distinto, sentían distinto, y actuaban distinto.
El primero se paseaba por la orilla, con su canasta abierta, y caminaba impaciente de un lado para el otro. Yo lo veía que refunfuñaba, se impacientaba, rezongaba, gesticulaba. Su cara se transformaba. Se lo veía ansioso, nervioso.
Entonces me acerqué a preguntarle qué le pasaba.
-Qué le sucede? Está usted bien?
-No!! –me gritó. Estoy impaciente! Me dijeron que esto estaba lleno de peces!! Yo quiero un pez!! Lo necesito!!! Pero hace horas que me paseo de un lado para el otro, conseguí una canasta enorme, con una boca bien grande, y ningún pez viene a meterse en ella!!  Me estoy impacientando. Tengo hambre!!!
-Claro. Entiendo. Suerte!! –exclamé mientras me alejaba pensando en la desgraciada suerte del pobre tipo que nunca iba a conseguir lo que necesitaba si no hacia algo para ello.
Volví a mi piedra, desde donde tenía una vista privilegiada, y me puse a observar al otro pescador…
Este sí que tenía una actitud distinta!!! Iba por lo que quería!! Era activo!!!  Decidido!! Firme en sus decisiones, sabía lo que quería y sabía cómo conseguirlo…
Bueno… eso fue lo que yo pensé. Hasta que me acerqué a felicitarlo.
El tipo estaba despotricando. Rojo de ira, cansado, abrumado. Resulta que en su ansiedad por pescar, había tirado una red. Una red enorme.
Y claro. Había sacado algún pez demasiado chico, otros demasiado grandes, algunos cangrejos, muchas bolsas de nylon, una tortuga, una rueda de bicicleta, y muchas críticas.
Si. Porque la gente le recriminaba que sacaba lo que no precisaba, porque mataba la fauna del lugar, porque esto, porque lo otro. Mucha energía negativa, mucha mala onda. Eso había pescado…
Desconcertado, volví a mi lugar de observador. Pensando en cómo será la forma correcta, cómo hacer para lograr lo que uno necesita, cómo evitar la energía negativa, cómo se logra el equilibrio. Cuál sería el camino?
Y entonces lo vi… El tercer pescador.
Era un veterano. Flaco. Medio desgarbado. Estaba sentado en una piedra, con una caña en la mano y una sonrisa extraña en la cara. Mirando el agua.
-Este está pirado!!  -pensé
Y fiel a mi condición de meterete, me acerqué a darle consejos. El tipo no se daba cuenta que era imposible pescar ahí? Que no había una forma? Un método? Estaba perdiendo el tiempo!!
-Qué hace? Pierde el tiempo? – le pregunté ya medio caliente…
-No. Al contrario. – me contestó el viejo. Estoy disfrutando del momento!!  Y estoy pescando. Aunque no lo parezca, estoy pescando. Claro que para algunos parece que no. Pero estoy pescando. Ya armé la caña. Conseguí carnada. Afilé el anzuelo. Encarné. Ajusté la boya. Y ahora estoy esperando. Mientras disfruto del lugar, del momento, del ruido del agua, del calor del sol, del vientito. Mientras espero, disfruto. Mientras disfruto, espero.
-Y se puede saber qué espera? – le pregunté mientras entendía cada vez menos
-Una señal. Espero una señal. La boya se va a hundir. Tarde o temprano se va a hundir. 
Lo sé. 
Y va a ser la señal de que el pez que yo preciso, va a estar ahí.


                                                                                                                                     JEPL
                                                                                                                                  29/01/16

UN DIA DE PESCA. Manuel Perera


Un día de pesca

En una tarde de domingo como cualquier otra, en mi pueblo se iba a celebrar un Torneo de pesca muy importante ¡Y yo iba a participar!
Mi nombre es Tomas, tengo 14 años y desde que era niño me gusta pescar. Todos los fines de semana voy con mi padre a pescar a la playa.
Esa mañana me levante más temprano de lo habitual, prepare los anzuelos, las cañas, la carnada, comprobé que todo estuviera en condiciones para el torneo.
El pueblo entero se estaba preparando, las calles y las casas estaban decoradas, había puestos de comidas en cada esquina, todo estaba pronto para la fiesta.
Eran las 5 de la tarde y empezó el torneo. Al poco rato, ya empezaron a salir los primeros peces, habían Bagres, Tarariras, Roncaderas, Burriquetas, pero yo no lograba atrapar ninguno.
Pasaron las horas, el torneo estaba cada vez más cerca de finalizar y los ganadores ya se iban definiendo, pero yo no lograba sacar más que un par de peces.
Ya eran casi las 8 de la noche, hora en que iba a ser anunciado el ganador. Los jueces estaban pesando la recolección de cada participante,  se pescaron peces de todos los tamaños, las balanzas indicaban un peso de alrededor de 1,5k en la mayoría de los casos, excepto por uno, uno que superaba a todos los demás, conseguido por un extranjero que había llegado ese día al pueblo. Había conseguido un pez de unos tres kilos, tenía el torneo casi asegurado.
Estaba recogiendo mis cosas para ir a pesarlas, cuando sentí que algo tiraba de mi caña. Pensé que el anzuelo se había enganchado en una roca y tiré con todas mis fuerzas, pero la tanza seguía cinchando. Asombrado por lo que estaba presenciando, tire con todas mis fuerzas una vez más ¡¡Había conseguido un pez enorme!!
Todos quedaron asombrados, había ganado el torneo!!
Todos empezaron a corear mi nombre
-¡Tomás! ¡Tomás! ¡Tomás!
-¡Tomas! ¡Levantáte! Te quedaste dormido, el torneo empieza en 5 minutos ¡Apurate!


Manuel Perera    2016