domingo, 16 de febrero de 2020

LOS TRES PESCADORES


LOS TRES PESCADORES




Cierto día, en la orilla de un arroyo de mi ciudad, coincidieron tres pescadores. Yo los vi.
Los tres querían lo mismo, buscaban lo mismo, tenían la misma intención. La mejor intención.
Los tres querían pescado.
Pero los tres pensaban distinto, sentían distinto, y actuaban distinto.
El primero se paseaba por la orilla, con su canasta abierta, y caminaba impaciente de un lado para el otro. Yo lo veía que refunfuñaba, se impacientaba, rezongaba, gesticulaba. Su cara se transformaba. Se lo veía ansioso, nervioso.
Entonces me acerqué a preguntarle qué le pasaba.
-Qué le sucede? Está usted bien?
-No!! –me gritó. Estoy impaciente! Me dijeron que esto estaba lleno de peces!! Yo quiero un pez!! Lo necesito!!! Pero hace horas que me paseo de un lado para el otro, conseguí una canasta enorme, con una boca bien grande, y ningún pez viene a meterse en ella!!  Me estoy impacientando. Tengo hambre!!!
-Claro. Entiendo. Suerte!! –exclamé mientras me alejaba pensando en la desgraciada suerte del pobre tipo que nunca iba a conseguir lo que necesitaba si no hacia algo para ello.
Volví a mi piedra, desde donde tenía una vista privilegiada, y me puse a observar al otro pescador…
Este sí que tenía una actitud distinta!!! Iba por lo que quería!! Era activo!!!  Decidido!! Firme en sus decisiones, sabía lo que quería y sabía cómo conseguirlo…
Bueno… eso fue lo que yo pensé. Hasta que me acerqué a felicitarlo.
El tipo estaba despotricando. Rojo de ira, cansado, abrumado. Resulta que en su ansiedad por pescar, había tirado una red. Una red enorme.
Y claro. Había sacado algún pez demasiado chico, otros demasiado grandes, algunos cangrejos, muchas bolsas de nylon, una tortuga, una rueda de bicicleta, y muchas críticas.
Si. Porque la gente le recriminaba que sacaba lo que no precisaba, porque mataba la fauna del lugar, porque esto, porque lo otro. Mucha energía negativa, mucha mala onda. Eso había pescado…
Desconcertado, volví a mi lugar de observador. Pensando en cómo será la forma correcta, cómo hacer para lograr lo que uno necesita, cómo evitar la energía negativa, cómo se logra el equilibrio. Cuál sería el camino?
Y entonces lo vi… El tercer pescador.
Era un veterano. Flaco. Medio desgarbado. Estaba sentado en una piedra, con una caña en la mano y una sonrisa extraña en la cara. Mirando el agua.
-Este está pirado!!  -pensé
Y fiel a mi condición de meterete, me acerqué a darle consejos. El tipo no se daba cuenta que era imposible pescar ahí? Que no había una forma? Un método? Estaba perdiendo el tiempo!!
-Qué hace? Pierde el tiempo? – le pregunté ya medio caliente…
-No. Al contrario. – me contestó el viejo. Estoy disfrutando del momento!!  Y estoy pescando. Aunque no lo parezca, estoy pescando. Claro que para algunos parece que no. Pero estoy pescando. Ya armé la caña. Conseguí carnada. Afilé el anzuelo. Encarné. Ajusté la boya. Y ahora estoy esperando. Mientras disfruto del lugar, del momento, del ruido del agua, del calor del sol, del vientito. Mientras espero, disfruto. Mientras disfruto, espero.
-Y se puede saber qué espera? – le pregunté mientras entendía cada vez menos
-Una señal. Espero una señal. La boya se va a hundir. Tarde o temprano se va a hundir. 
Lo sé. 
Y va a ser la señal de que el pez que yo preciso, va a estar ahí.


                                                                                                                                     JEPL
                                                                                                                                  29/01/16

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