9 DEPARTAMENTOS, 10 DIAS, 1800 KILÓMETROS
Montevideo. Si alquilas un auto y nos vamos para afuera en Turismo? La mitad de la semana con los gurises y la otra mitad solos, tá?
Esa fue la invitación a la que no pude ni quise negarme. Me encantó la idea, el desafío de la convivencia, la oportunidad, todo.
En breve se jubila mi suegro, y era la oportunidad de conocer un molino arrocero por dentro, una plantación de arroz, una cosecha.
La invitación incluía visitas a lugares que no conocía, como la Quebrada de los Cuervos, o las Grutas del Palacio, el Rio Olimar, el Rio Negro…
Notable! Allá vamos!
Canelones. Atlántida. La acostumbrada cantidad de gente, algún visitante extranjero, charlas, anécdotas. Un arrocito y a la cama, así mañana arrancamos temprano!!!
Lavalleja. Ruta 8, previo desvío para evitar un peaje, y rumbo a Villa Serrana… Y si mejor entramos antes al Salto del Penitente? Bueno…
Pero de pasada queda el Parador Salus y la fuente del Puma. Paseo obligado, como obligados son los alfajores comprados al costado de la ruta.! Fotos, paseo, caminata, más fotos..
Al Salto del Penitente se entra por acá? Creo que si… Bueno, si. Se entraba por ahí también… Un camino de balastro bastante maltrecho, pero con una vista como sólo las sierras de Lavalleja pueden brindar. Sierras, piedras, cuervos, caranchos. Y verde, mucho verde.
Parada técnica en el Salto del Penitente: almuerzo, fotos, caminata, agua, piedras, y la vista que se pierde en las sierras. Precioso lugar.
Ahora si, a Villa Serrana. Pero esta vez salimos por el camino correcto!! La Villa, como siempre, tranquilaza. Visita al terreno del cuñado, y la llovizna que nos empuja a seguir viaje...
Treinta y tres. Nunca había ido a Treinta y tres. Había bruto festival, parece. Visita a la abuela, recargar combustible y seguir rumbo a Vergara. Ya estábamos cansados.
Vergara es un pueblito chiquito, enclavado en el corazón de la zona arrocera. El barrio, precioso. La casa enorme. Enfrente, una placita.
Fuimos recibidos con besos, abrazos, planes de paseos, las camas prontas, la comida también. Hasta cuándo se quedan? Dónde vamos a ir? Al arrozal? Al molino? A Yaguarón? No. No tenemos tantos días… qué lástima. Las vacaciones siempre se quedan cortas.
Al otro día, arriba! A conocer por dentro un molino arrocero!! Y uno que piensa que el arroz es una cosa blanca que viene en bolsita!!!!! No!! Es largo, complejo y preciso el proceso al cual se somete el arroz una vez que viene de la chacra: zarandeado, descascarado, secado, pulido, separado de los granos partidos, separado de los granos de otro color, y todo eso una y otra vez, hasta obtener el producto deseado. Impresionante. Los hornos de secado, los silos, las canaletas por donde circula el agua, la ceniza, las tolvas, las máquinas de última generación. Y por supuesto, la explicación detallada y minuciosa de Ariel, que de arroz sabe mucho. Nos explicó todo el proceso, nos acompaño, y se quedó con ganas de que fuéramos de nuevo.
Nos faltaba por conocer la primera parte del proceso. Cómo llega el arroz al molino? Y bueno, para eso nada mejor que montarse en una cosechadora en plena faena, arriba de las taipas, entre el barro y los pájaros. De un lado el sol poniéndose, y del otro una bruta luna llena saliendo. Y en el medio las cosechadoras, peinando, cortando, cargando, descargando… una y otra vez…
Y el pueblo. Ricos y pobres. Afuera y adentro. Ingenieros y peones. Gente que conoce la capital del país a los cuarenta años. Gente que no la conocerá nunca, tal vez. Escuela. Club. Almacén…
La Charqueada, ese mismo día, de mañana era un cambalache. Mucha gente armando campamentos, escuchando música a volúmenes importantes, tortas fritas, asados, cazuelas, pescadores, guitarreros, feria artesanal, la balsa yendo y viniendo a un lado y otro del Cebollatí. De un lado Rocha, del otro Treinta y tres. En invierno debe estar lindo, ahora definitivamente no.
Y bueno, la visita llegó a su fin. Gracias por todo. Nos vamos.
Pero de camino, vamos a conocer la Quebrada de los Cuervos. Mucha expectativa, porque nos han dicho que es difícil, que la subida, que la bajada, que el calor, que los mosquitos…
Un lugar increíble, la verdad. Bien cuidado, bien señalizado. Muchos guardaparques ayudando, guiando, cuidando, aconsejando. Una bajada de cien metros por entre el monte, por sobre las piedras, agarrándose de cuerdas a veces, y allá abajo espera el Yerbal. Hermoso.
No. No dejan bañarse… Bueno. Entonces comemos algo y seguimos.
La subida, un poco más linda y un poco más difícil que la bajada. Pero el paisaje es más espectacular. Sierras, montes, agua.
Llegamos arriba, cansados y felices. Y ahora? Nos vamos? No! Hay otro camino! Por arriba de las sierras, dicen que hay una laguna y más adelante una cascada!! Vamos? No vamos? Estamos cansados!! Pero vamos!!! Vale la pena caminar otros dos o tres kilómetros, el paisaje es hermoso, y allá abajo, como escondida, hay una laguna de agua muy pero muy fría. Profunda. Oscura. Espectacular.
Y más adelante, si aún quedan fuerzas, se encuentra uno con una pequeña cascada.
Si. Fuimos hasta ahí, algunos nos bañamos. Y sin descanso, volvimos. Ya era tarde. Había que encarar.
El camino de regreso siempre es más largo. Es cierto. Es así.
Breve parada en Atlántida y seguimos rumbo a Montevideo, a dejar a los gurises. Muchas fotos, muchas anécdotas, una linda experiencia de convivencia, unas vacaciones diferentes.
Segunda parte.
San José. Sólo de pasada, apenas para comprar queso al costado de la ruta y seguir. La industria lechera ocupa el lugar de los molinos arroceros que eran el paisaje de Treinta y tres.
Flores. Yo quería conocer Chamangá con sus pinturas rupestres. Para eso había que hacer no sé cuantos kilómetros, así que queda para la próxima.
Atravesamos Trinidad, y rumbeamos por la ruta 14 a conocer las Grutas del Palacio. Una formación muy antigua, producto de la erosión. El agua arrastra la parte más blanda del terreno, y quedan las columnas de sostén. Eso da forma a las grutas. Lo demás es parte del mito: indios, tupas, etc. No viene al caso. Están buenas. Es interesante. Pero tá.
Una breve pasada por la reserva Tálice, que no es otra cosa que un zoológico en definitiva. No nos gustan los zoológicos.
Era tarde. Hacia frio. Nos vamos.
Durazno. Llegamos de noche, así que a conversar un rato y descansar. Al otro día empezó la visita guiada magistralmente por el tío Disman. Un hombre de la cultura de Durazno, que conoce todos los puentes, todos los caminos, todos los cuentos, todas las historias. Y que cuenta con una memoria prodigiosa. Nos llevó al Rio Yi, al puente viejo sumergible, a la Avenida, al Parque de la Hispanidad, a la plazoleta Carlos Gardel, a la Rambla seca, a Santa Bernandina, a las iglesias, a la parte industrial, a la playa del Sauzal, al camping, a todos lados. Notable. Gracias. De verdad. Así da gusto.
Tacuarembó. Cruzando el Rio Negro, del otro lado de Durazno, está Tacuarembó. Fuimos a conocer la Represa Gabriel Terra, o de Rincón del Bonete. Una obra de ingeniería que a mí, personalmente, me maravilla. Si. Ya sé que no es de las más grandes. Pero me parece notable el ingenio, el trabajo, la técnica que se usa para este tipo de construcciones. Vimos los pilares del puente viejo, testigo de la famosa inundación de 1959 que dejó buena parte de Paso de los Toros debajo del agua.
El camping de Paso de los Toros está bueno. Grande. Venden pasteles de dulce de leche!!
Y en las afueras de Paso de los Toros vimos uno de los atardeceres más lindos que hayamos visto. Monte. Agua. Silencio. Paz. Estamos en paz.
Pero bueno… hay que volver. Las vacaciones no duran para siempre. La despedida de los tíos, la promesa de volver. Porque nos quedaron un par de cosas por visitar. El museo de Rivera, por ejemplo. Ya vamos a volver…
Florida. El regreso se hace largo, tedioso, casi triste. Cola en el peaje. Lluvia. Viento. Una breve parada a comprar cosas, pero ya pensando en la semana que viene. La otra. La que no es de Turismo…
Quiero agradecer a todos: Irina, Tania, Felipe y Manuel por la paciencia, por la convivencia, por sus risas y sonrisas. A Olga, Ariel, Seba, Alicia y Disman por la hospitalidad, por los paseos, por las historias, por las anécdotas.
Como siento que uno no conoce un lugar hasta que no se moja en sus aguas, cumplí con el ritual y me mojé en las aguas del Salto del Penitente, en la fuente del Puma, en el Rio Yi, en el Yerbal, en la laguna, en la cascada, en el Rio Negro, en el Cebollati…
Gracias, gracias, gracias
Julio Perera. Marzo 2016