domingo, 2 de enero de 2022

EL ÚLTIMO BESO



Trastos y más trastos se apilaban en el cuartito del fondo. Cajas de discos, algunas cajas de libros, una alfombra, un arpón, sillas, un sombrero de paja, un espejo, y más y más cajas ocupaban toda una pared y un poco más.

Hacía tiempo que esperaban por la mudanza, para recuperar esa música, esos recuerdos, esas historias.

Arriba del todo, entre un ventilador desarmado y una lámpara de pie, estaba la muñeca. Sucia, con poco pelo, cara regordeta y cuerpo de fieltro relleno de estopa.

-Me alcanzas esa muñeca, Abu?-preguntó la niña

-Claro, mija. Esperate a ver si me puedo subir a esa caja. Esta muñeca era de tu mamá. Cuando le apretabas la panza, te daba un beso y te decía: "Te quiero mucho". Ahora hace mucho tiempo que no marcha, y tu madre ya no está para jugar con ella.

-Y a quién le habrá dado el último beso, Abu?

-No digas nada, pero me lo dió a mi. Yo lo tengo guardado, para dárselo a tu mamá cuando vuelva.

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